jueves, 2 de abril de 2015

Poned a los R.I.P.


En un pueblo las cosas suelen ser distintas de un modo concreto: todo pasa antes. Es como empezar con el trago de vino de la primera comunión, solo que siguiendo después en vez de esperar hasta la adolescencia para dar el siguiente.

Pero no hace falta ir tan atrás para recordar las fiestas en las que todos, con los ojos enrojecidos y vidriosos y la voz ronca, gritábamos eso de "¡Poned a los R.I.P.!" cada vez más a medida que las reservas de alcohol iban menguando.

¿Por qué los R.I.P.?, me preguntó el otro día Jello Biafra mientras, antes de llegar al ecuador del espectacular Via Crucis zamorano en la calle Herreros, pedíamos una de los R.I.P. a un camarero.

Pues no lo sé, pero mola.

La teoría definitiva fue que era fácil de pronunciar con el pedo, así que casi salía solo. Luego me encontré con un chico del pueblo y le comenté que en un bar habíamos pedido una de los R.I.P. y nos habían puesto "ni una, ni dos, ni tres, sino tres seguidas" (primera vez en mi vida que alguien hace caso a la petición en un bar), pero creo que no se acordaba de por qué (me da que bastante tenía con su propio pedo).

El caso es que lo pasamos genial en tierras zamoranas, entre otras cosas intentando sacarnos el carnet de borrachos, así que para despedirme voy a poner una de los R.I,P., fugaz grupo de Mondragón que lleva amenizando borracheras desde principios de los 80.

1 comentario:

  1. MADRE-MÍA qué recuerdos, hacía años que no escuchaba esto. Y sí, efectivamente, sabe a borrachera, y de las elegantes, además.

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