sábado, 28 de febrero de 2015

Step Down


Hace cosa de un año, iba en el coche de un amigo que venía escuchando a Non Servium. Le llamaremos Mc Hammer por aquello de proteger la intimidad y tal.

El caso es que en principio no es alguien muy puesto en el tema musical. No suele salirse mucho de sus gustos. Sin embargo, empezó a escuchar Non Servium cuando todavía se movían en el terreno del street punk (que tampoco me va mucho, la verdad), y aguantó cuando empezaron a sacar una vena más cercana al hardcore. Así que ese día, en el coche, se me encendió la bombilla y le dije "ya puestos a escuchar esto, podrías animarte con el hardcore". Concluí que le iba a grabar un CD con varios grupos.

Se lo dí hace un par de meses.

Y aunque la larga odisea para grabar un simple recopilatorio también daría lo suyo para una entrada, no van por ahí los tiros. Hoy me he acordado de los grupos que le grabé, y entre ellos había unos que no me gustaron una mierda, los State Murders, que hacían un hardcore de rollo neoyorkino (más potente y agresivo), y que solo los metí porque había que poner algo. El caso es que ahora se me ocurre que en vez de eso podía haberle metido a los Sick of it all, que son auténtico hardcore de Nueva York, con más solera y bastante mejores.

En fin, de los errores se aprende.

Hoy termino con un tema de 1994, de Scratch the Surface, álbum con el que despegó su popularidad, y por el que recibieron algunas acusaciones de "venderse" para salir por un sello importante. Ya se sabe cómo son estas cosas...

Bueno, que cada uno saque sus propias conclusiones. Yo me limito a poner Step Down, destacando la importancia del vocalista y un videoclip bastante entretenido de ver.

Besis.

P.D.: Ahora sí que sí, para la próxima, por qué todo el mundo odia a Peter Frampton.

jueves, 26 de febrero de 2015

Kase.O Parte 2: Mierda


Segunda parte de esta dedicatoria a Javier Ibarra durante mi mes del rap (me dio por ahí este febrero).

Esta vez retrocedemos más allá de Vicios y virtudes, y nos trasladamos de Zaragoza a Gerona, donde en 1991 uno de los MC que comenzaron a popularizar el hip hop en España forma Geronación. Estoy hablando de Metro.

También realizando un rap de contenido político, Metro no tarda en convertirse en uno de los grandes del momento, cuando en 1999 sale a la luz En el sitio, con un tema que se convierte en un ataque directo a Kase.O, que en ese momento ya destacaba en la escena. Gran MC, mejor persona.

Y la respuesta de Ibarra es épica.

Este tipo de enfrentamientos entre MCs se llama beef, y era aún algo propio del rap estadounidense, destacando enfrentamientos como el de Tupac y The Notorious B.I.G. (curiosamente ambos fueron asesinados a tiros), de modo que (que yo sepa) estamos hablando del primer beef nacional.

Tras despacharse Metro a gusto con Kase.O, volvemos a la escena de Zaragoza, donde ese mismo año sale a la calle un single: Violadores del Verso presenta a Kase.O en: Mierda, incluyendo ese tema que da nombre al sencillo. Una base de R de Rumba que acoge durante casi diez minutos las rimas de Ibarra. El hoy considerado mejor MC nacional se dedica, con tranquilidad, a hablar de su trayectoria y la escena de Zaragoza en el momento en el que hacen el tema.

Pero más o menos tras siete minutos y medio llega su respuesta a Metro, y parece alguien totalmente distinto, aunque la base siga su ritmo habitual. Esta respuesta quedó grabada en los tímpanos de todos, no solo por ser uno de los primeros beefs de la escena, sino también por ser probablemente el más importante que se ha producido en castellano.

Aunque Metro se alejó un poco de la escena tras la respuesta recibida, actualmente parece que el tema está zanjado, ya que por una parte Kase.O le resta importancia, y por otra el gerundense reconoce a su antiguo adversario como el mejor MC del panorama español.

La única forma de hacerse a la idea, no obstante, es escuchar esto:

martes, 24 de febrero de 2015

Agotado


Has necesitado muchas cosas: madrugar más de la cuenta, vivir un día extenuante y más largo de lo necesario, desviarte para cumplir con más obligaciones añadidas, caminar hasta tu casa, dejar caer la mochila y sentarte frente al ordenador. Todo eso para llegar a una simple conclusión.

Estás agotado.

De todas las formas posibles.

Llevas así ya demasiado tiempo, sabiendo que la gasolina que regaba tus arterias estaba diluida en otra sustancia de la que no se podía sacar nada. ¿Sabes lo que pasa cuando ves un camino y el resto de fuerzas del mundo te empujan a otro? Está bastante claro.

Sin ganas de nada, miras la pantalla con ojos de besugo, cerca de una muerte cerebral por sobredosis de información que no necesitas repasar, pero es que hay tantas cosas que no necesitas...

¿Cómo dices? ¿Un antidoto? Eso está hecho. Los británicos Aswad diseñaron allá por 1982 un método infalible para desconectar tus pensamientos y mandarlo todo a la mierda. Porque Not satisfied, aunque parezca tu lema de cabecera ahora mismo, hará que te relajes lo bastante como para decidir que nada tiene ahora mismo importancia.

Y ya puedes decirle al mundo que te deje en paz un rato.

Si en realidad soy como la versión generosa de Flex: solo pienso en tu descanso, pero lo hago gratis. Incluso añado una letra más a su eslogan: Tu caLma es el lugar más importante del mundo.

De nada.

domingo, 22 de febrero de 2015

Y vuelve a ser domingo


Pero estoy lúcido.

Soy un ejemplo perfecto de disipación, dando tumbos por mi cuarto mientras me recuerdo poseído por el espíritu de Henry Chinaski, de bar en bar sin saber muy bien lo que estaba buscando.

Y todo termina siempre aquí, como si estuviese atrapado en Las ruinas circulares, estrellándome contra cada recuerdo de una semana idéntica a la anterior y cerrando un círculo vacío. La imagen de la desidia como dogma inquebrantable. Una cuestión de fe.

Patético, ¿verdad?

Seco, abandonado y apático como una obra de Lorca, me refugio en una idea: hoy es el día de hacerse preguntas. Unos pensarán en qué han hecho ayer, y otros en qué van a hacer mañana, o en cómo se lo van a montar para sacar adelante a su familia. Agradecédselo a Keynes, descojonándose en su tumba mientras personas rebuscan en los contenedores, y jóvenes se plantean huir para no morirse del asco. Agradecédselo a todos los que defienden con fanatismo una dignidad nacional impostada, mientras los huesos de nuestros muertos todavía se pudren bajo cunetas; o al que se indigna si alguien le llama facha por llevar una banderita de españa en la muñeca, pero no cuando su padre es humillado en el trabajo por cualquier mercenario explotador.

Si yo soy hijo del sistema, no pienso abrazarlo como a un padre. Me arrastro al fondo de mi cuarto y me lamo las heridas, mientras pienso en quién soy yo. Me busco, me encuentro y me digo "una semana más", y luego me acuerdo de quien habló sobre un lienzo en blanco, una pistola y la cabeza del artista entre medias.

¿Trágico? Quizas. ¿Rendido? Nunca. Solo tengo que planear mi regreso a Ítaca, paso a paso, con más ojeras pero las mismas ganas. Nadie vendrá a buscarme. No hay ovillo que señale la salida, así que insisto. Me busco, me encuentro y me digo:

"Una semana más".

sábado, 21 de febrero de 2015

Kase.O Parte 1: Trae ese ron


En estos días se me ha ocurrido hacer una especie de tríptico sobre el considerado mejor MC del panorama nacional, y hay razones bastante contundentes:

Razón 1: El rap es un género que no he explotado mucho en el blog (últimamente algo más) y quiero remediarlo.

Número B: Javier Ibarra es básico en cualquier mención al rap que se precie.

Y minipunto en plan bonus track: Es mi blog y hablo de lo que quiero.

Así que de aquí a que acabe febrero me dedicaré a seleccionar tres temas característicos en este MC de Zaragoza, como un pequeño mapa de su carrera, en la que ha expandido sus horizontes más que cualquier otro y no ha bajado ni un ápice su calidad.

Y empezamos por la canción de cabecera de todo el que empezó a escuchar rap en España y tiene más o menos mi edad. Si bien ya en 1998 está circulando una primera maqueta (ni tan corta como un sencillo ni tan larga como un álbum completo), y en años posteriores ya habían sacado disco, maxi y otra grabación con el famoso enfrentamiento con Metro (a lo mejor debería haber empezado por Mierda, pero me remito al minipunto bonus track que mencioné antes); en 2001 sale a la luz el bombazo definitivo, que pondrá a Violadores del Verso definitivamente en la cima de la escena, y se instalará en todas las bocas que disparaban misiles en forma de "tienes que escuchar esto" a cualquiera que les hiciera un poco de caso.

Vicios y virtudes.

Este segundo disco, ya con el grupo consagrado en su estilo, cuenta con una canción a tener en cuenta por varias cosas: Primero, porque con R de Rumba a los platos, Kase.O coge el micro en solitario (y la que había liado la última vez que pasó eso es digna de mención). Segundo, porque introduce una temática que no llega a explotar definitivamente hasta el éxito de Los Chikos del Maiz, pero que contó aquí con una representación más que digna, como es la política. Tercero, e insisto con esto, porque todo el que hoy en día escucha rap en España y tiene más o menos mi edad puede dar fe de que las primeras rimas que recuerda son las dos primeras de Ibarra en este tema.

Y sin más esperas, "trae esa botella, trae el ron":

jueves, 19 de febrero de 2015

Sexo, mentiras y cintas de Suicidal Tendencies


Una chica se interesó por mi allá por 2002, antes de que España se estrellase en Gwangju.

Y esto era nuevo para mí en ese momento.

Yo, ya acostumbrado a las lupas que me encerraban los ojos e impedían que siguiera jugando al fútbol, y más interesado en una fiebre coleccionista de pokemons y varios delirios paranoides sobre un cementerio indio escondido debajo de colegio, más o menos a la altura del gimnasio, todavía no estaba especialmente despierto en el tema chicas (cosa que empezaría a cambiar en vísperas de una navidad de la que ya hablaré), así que cuando me planté en el pueblo de mi madre y una niña me dijo que diésemos un paseo hasta la pradera, me quedé como un conejo cuando le dan las largas en la autopista.

Al final dije que sí, y empezaron las vacaciones de Semana Santa más cargadas de simbolismo que recuerdo haber tenido en mi vida, todo por cortesía de Cyndi Lauper (vuelvo a los pseudónimos), a quien aprovecho para enviar un saludo.

No me extenderé en relatos truculentos y pasaré directamente a explicar que tienen que ver los Suicidal Tendencies con mi despertar romántico en el pueblo de mi madre. La víspera de la despedida, habíamos decidido (había decidido ella) regalarnos algo el uno al otro para "acordarnos de estas vacaciones".

Precioso.

Ella me dio un collar de abalorios de plástico hecho por ella, y yo, perdido como estaba todavía, no tuve ninguna idea mejor que colarme en la habitación de mi infatigable tío y sustraer una cinta TDK a la que quité la etiqueta para poder dársela a Cyndi camuflada como algo que yo le había grabado.

Varios años después tuve la oportunidad de escuchar esa misma cinta en su casa, para constatar no sin cierta vergüenza (más bien mucha) que se trataba del cuarto disco del mencionado grupo angelino, Lights... Camera... Revolution!, con unos temas de Anthrax para rellenar el hueco restante de la cara B.

A día de hoy, puedo decir que sigo conservando el collar... más o menos. Al principio me lo ponía mucho, pero cuando empecé a crecer se me quedó pequeño, y decidí colgarlo en una pared como recuerdo hasta que cedió la cuerda. Entonces recogí las cuentas y me hice un par de pulseras que he llevado hasta hace poco más de dos años, cuando se estropeó la goma de una y decidí guardarlas en una cajita. 

Creo que Cyndi Lauper todavía tiene la cinta, y en cierto modo podría decirse que mi regalo fue indirectamente mucho más personal, porque Lights... Camera... Revolution! de Suicidal Tendencies, disco en el que comenzó la variación del grupo desde el hardcore hacia el thrash metal, fue lanzado a la venta el mismo día en el que yo nací.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Heart-Shaped Box


"He aquí que una ojeada a la interrogación misma, en el momento en que creíamos alcanzar la meta, nos revela de pronto que estamos rodeados de nada. La posibilidad permanente del no-ser, fuera de nosotros y en nosotros, condiciona nuestras interrogaciones sobre el ser. Y el mismo no-ser circunscribirá la respuesta: lo que el ser será se recortará necesariamente sobre el fondo de lo que el ser no es. Cualquiera que sea esta respuesta, podrá formularse así: El ser es eso y, fuera de eso, nada."

Jean-Paul Sartre, El ser y la nada.

domingo, 15 de febrero de 2015

Invaders must die


Creo que no tengo nada que decir hoy.

Así que toca generar algo de la nada, lo cual no sería un problema si en mi cabeza estuviesen echando una partida sin incidentes Kasparov y Deep Blue, pero me parece que a la máquina le falta ventilación. El jaque está cerca.

En la habitación huele a humo, y me confundo pensando que sale de mi cabeza y no del cenicero, pero intento mantenerme fresco y seguir escribiendo al menos una frase más. Supone esfuerzo, esto no es un vídeo de ElRubius o un aprobado en los despachos. Pero a veces, idiota de ti, prefieres pensar que si algo cuesta puedes optar por evitarlo, y no todas las huidas son como la de Santiago Carrillo, cruzando la frontera vestido de mujer. Allá donde vayas, tus problemas te estarán esperando, porque no puedes escapar de tu propio ser, así que todo lo que hagas mientras trates de no afrontarte es perder el tiempo.

Un tiempo que otras personas hubieran deseado tener, pero su oportunidad se perdió igual que las lágrimas de Roy mientras se muere bajo la lluvia.

Supongo que vivir no es un derecho, sino un privilegio.

jueves, 12 de febrero de 2015

Las 10 canciones más penosas


Hace mucho que no hago una lista, así que hoy toca.

Por cierto, como anécdota inicial, puse en el buscador de imágenes de Google las palabras "mala canción" esperando que me saliese algo apoteósico, pero no ha funcionado, así que al final me he quedado con esta pintada tan llana y sincera, que ilustra perfectamente el mensaje que quiero transmitir con una lista de canciones que, sin ser parodias (al menos adrede) ni hechas a tal fin, acaban moviéndose en el terreno que separa la comedia involuntaria del ridículo más "demigrante".

Allá vamos.

- Kraftwerk: The Robots. Este grupo alemán de música electrónica setentera pudo haber buscado una estética minimal, supongo que como atajo para molar sin romperse mucho la cabeza, pero acabaron quedando en esto. Si avanza la robótica lo bastante como para alcanzar la tecnología de las películas de ciencia ficción, temas como este serán considerados racismo contra los robots.

- Ramoncín: Come as you are. Empecemos diciendo que la original de Nirvana tampoco era su mejor tema. De hecho, la cultura popular es lo que ha encumbrado el mito de Kurt Cobain a las dimensiones actuales, así que si bien eran un grupo con mucho significado, no eran precisamente la cima de lo técnico. Dicho esto, Ramoncín, pasado ídolo punk de postín que, tras décadas sin vender ni una escoba degeneró en la odiada marioneta de la SGAE que conocemos hoy en día, tuvo la brillante idea de coger dicha canción no muy allá de un grupo tan mitificado y, casi literalmente, destrozarla.

- Meat Loaf: I'd do everything for love (but I won't do that). Supongo que no es una mala canción per se, y si lo fuese, tampoco estaría entre las peores de la lista, ni mucho menos, pero desde que la célebre encarnación de Robert Paulson sacara el tema a la luz en 1993, un chiste se ha convertido en su infatigable compañero: ¿A qué cojones se refería Meat Loaf con la segunda parte del estribillo?

- Las Ketchup: Aserejé. La gracia de esta canción, o al menos para mí, ya fue explicada en un post más viejo que la orilla del río, aunque no he sido capaz de dar con él de momento. Y es que ese incomprensible estribillo que da ganas de matar gente es una canción real, ¡y sé cuál es! ¡Ni más ni menos que la siguiente de la lista!

- The Sugar Hill Gang: Rapper's delight. La canción que buscaba desesperadamente el camello chuloputas de Diego, que bailaba, gozaba y cantaba a las doce cada vez que salía de fiesta. Si bien el rap pudo nacer en el reggae, y más todavía en el funk, esta especie de combinación que da lugar a una de las primeras canciones de rap de la historia (1979 ni más ni menos) es tan cutre que no saldría ni en un capítulo de El Príncipe de Bel Air. 
Y la putada es que tiene su rollo.

- MC Hammer: U can't touch this. Otro pionero, al hilo de la canción anterior. Recomiendo escucharla con videoclip delante. Nada más que añadir, señores.

- Mili Vanili: Girl you know it's true. No podían faltar, y no solo por ser uno de los fiascos más grandes de la década de los noventa (y acababa de comenzar). Tras presiones de los dos "músicos" hacia su productor, Frank Farian, para utilizar sus propias voces en sus siguientes trabajos, decidió desvelar él mismo el fraude al anunciar que hacían playback y no eran los verdaderos cantantes. Sin embargo lo grave ya no es eso, sino que encima Farian lograse colar además del playback la puta mierda de música que fingían interpretar Fab Morvan y Rob Pilatus.

- Culture Club: Karma Chameleon. Tal vez el tío al que menos puedo soportar de la historia musical sea Boy George, sin embargo, no creo que eso me condicione a la hora de calificar como basura esta canción, uno de tantos himnos de los 80. ¿Cuál es el problema real? La música más popular, el producto más endeble y empaquetado en la cultura de masas, se impregnaba en la estética, y la estética masiva de los 80 es, junto a la ropa que se ponían en el Renacimiento, la peor de la historia de la humanidad.

- Calle 13: No hay nadie como tú. Y aunque haya algunas que pueda tolerar, y otra que incluso me entretiene si la ponen por ahí, me da la impresión de que son el típico grupo que parece muy animado hasta que lo escuchas, y te das cuenta de lo sosísimos que son. Y si no te gusta, a brindar por el aguante.

- Loco Mia. Loco Mia. Cerrando la lista, pero tal vez la más importante. Soy muy defensor de la idea de que a nivel musical España tiene muy poco de qué presumir, quizá desde la aparición de la zarzuela (o género chico). Y es que, salvo honrosas excepciones, hay cosas que no hacen más que darme la razón. Para una vez que alguien se va a poner a innovar, su idea es mezclar el dance con el glam y un toque flamenco. ¿Te atreves a preguntar por el resultado?

Y hasta aquí la lista de las diez canciones más penosas. Solo una recomendación: si la curiosidad puede contigo y no eres capaz de resistir el impulso de escucharlas, no te pongas las diez seguidas o no me hago responsable de tu salud mental.

Besis.

martes, 10 de febrero de 2015

Premios 20Blogs: No quisiera ser pesado, pero...


Acaban de ser los premios Grammy. De acuerdo, acabo de cumplir con la acotación mínima necesaria, ¿podemos olvidar ya el tema?

Casi calcando un pensamiento de mi profesora de Últimas Tendencias en el Arte, podemos echar un vistazo a la historia de la música y ver que, al igual que el resto, al liberarse de las directrices de sus comitentes (los que ponían el dinero, vamos), adquiere una autonomía que acaba cayendo en la aplastante dinámica capitalista.

Bueno, le he dado mi toque...

El caso es que una mercantilización del arte supone lo propio con la música, y una gala de la talla de los Grammy acaba (y prácticamente empieza) siendo un ejemplo de fabricación de ídolos. Es más, si a pesar de todo queréis enteraros un poco mejor de cómo fue la cosa, me limito a pasaros este genial enlace al blog Algo Más Que Rock And Roll, con nombres propios, imágenes, momentos destacados... una joya, vamos.

Y hablando de mercantilismo, ¿no queréis saber quién participa en los premios 20Blogs? 

Nah, es coña. 

Simplemente dejo aquí el enlace a mi candidatura, por si alguien decide votarme así como quien no quiere la cosa, y os dejo con esta preciosa canción de Adele que no se queda en lo superficial y plastificado de las grandes galas, merced también a su poderosa voz, que no corresponde a un talento artificial: Set fire to the rain.

Con letra y todo, para que luego digáis que no os cuido.

En el próximo capítulo: ¿Por qué todo el mundo odia a Peter Frampton?

domingo, 8 de febrero de 2015

Adiós al Old School


Hola, soy lo que Noam Chomsky llamaría... un imbécil (y con razón).

Y hoy no tengo una gran resaca, aunque anoche alcancé cotas épicas (acabé bebiendo whisky y copas de coñac, y eso que no me gusta ni lo uno ni lo otro). Es más, hay cosas que recuerdo más bien a flashes, pero aun así no estoy molido.

Bueno, por dentro un poco.

Y por fuera también.

Ayer fue la última noche del Old School, uno de los pocos bares de mi ciudad que seguía manteniendo el rollo que existía cuando empecé a salir, y no es que quisiera rendir tributo a mis tímidas cogorzas adolescentes, sino que también parte de mí ni había cambiado ni estaba preparada para hacerlo.

Era un local pequeño, con tres alturas distintas desde la puerta hasta unos baños llenos de mierda, una máquina de dardos que no he visto utilizar a nadie en mi vida, un futbolín que había vivido tiempos mucho mejores y agonizaba al lado de una máquina de tabaco en la que casi hacía falta una escalera para pillar un paquete de Camel, y un camarero que siempre sacaba un hueco para hablar un poco de fútbol, por petado que estuviera el bar (lo cual era meritorio para todos, porque allí con veinte personas mantenerse en pie ya era una batalla constante).

Joder, me encantaba ese sitio.

En su última noche, el camarero empezó con una barrilada, buscando atraer a una buena masa de esponjas humanas, y acabó recurriendo a la socorrida técnica de acabar con todo lo bebible que existiera en el local, procedimiento al que nos unimos, como ya comenté, de bastante buen grado. Hicimos un pequeño revival de las peticiones musicales que le habíamos hecho a lo largo de estos años, que casi se reducían a No hay tregua, de Barricada, y a cualquier cosa que se nos ocurriera en ese momento (que bastantes veces tenía que ver con Motörhead).

Y bebimos mucho, claro.

Pero se acabó. Esa parte de mi de la que no me quería despedir terminó marchando por su cuenta a potar a algún sitio íntimo, y yo me quedé delante del camarero, sin saber cómo despedirme pero consciente de que una parte del universo que comprenden mis fines de semana etílicos estaba cambiando para siempre. Y me daba un poco de pena.

No obstante, hay que seguir, ¿no?

Por eso mismo he decidido que esta entrada, que en principio iba a ser muda, va a llevar consigo un lento, agónico y llamativamente melódico One more fucking time, del disco We Are Motörhead del 2000, por todas las canciones de este grupo que ya no tengo dónde pedir, aunque supongo que madurar también consiste en ser tu propio pincha...

viernes, 6 de febrero de 2015

Maniquís y plástico


Es difícil lidiar con la sensación de ser imbécil.

Si tenemos en cuenta dónde vivimos, cuáles son las prioridades que rigen nuestras vidas desde un punto de vista general, tampoco es tan importante, porque todo lo que vemos está plastificado, tanto como el incesante estereotipo de mujeres anunciando detergente, o de tíos depilados promocionando maquinillas de afeitar.

Pero importa.

No puedo decir mucho más hoy, así que dejo esta canción del Nega de Los Chikos del Maíz, y que cada uno saque la conclusión que quiera.

Total, sintiéndome imbécil tampoco podría llegar muy lejos.

martes, 3 de febrero de 2015

Hoy va de cumpleaños


Y además por partida doble.

En primer lugar un gran amigo que nunca lee mi blog, así que ni se va a enterar. Cada vez que llega un día de estos me doy cuenta de lo viejos que nos vamos a hacer, aunque tú vayas en cabeza. Pero también se me ocurre que no nos haremos mucho más viejos si seguimos privando tanto... o qué coño, todavía somos jóvenes (tú ya no tanto).

En segundo lugar la enemiga del patriarcado, la que tiene su cafetal y tú ya no tienes nada, la chica con las articulaciones hechas puré de patata, la que vive en nuestra facultad aunque sea de otra, pero viene y nos canta canciones para alegrarnos el día (o no, según entone) porque sí, porque ella es así. 

Y ya sabéis mi querencia por los seudónimos, así que... Feliz cumpleaños a Erich Honecker (no era músico, pero bueno...) y Bob Dylan de joven (aunque con más pelo).

Os deseo lo mejor con este himno inmortal de los cumpleaños:

lunes, 2 de febrero de 2015

El Slash entre el centeno


Después de más de doscientas entradas se me empiezan a mezclar los temas de los que sí he hablado y los que me he acabado callando en este inconstante ejercicio de constancia.

Por eso valoro hoy una sensación que llevo años teniendo con respecto al otrora guitarrista de Guns 'n' Roses. Valorado de forma unánime durante una pila de años como uno de los mejores músicos del panorama, quedó en mi pensamiento de una forma algo distinta después de, curiosamente, leer El guardián entre el centeno.

A unos les da por matar Beatles, a mí por pensar...

A lo largo de su fin de semana a lo loco por Nueva York, Holden en un momento dado va a ver a un gran pianista. El tipo se sienta delante del piano y, tal y como lo narra el protagonista, destroza un tema a base de adornos y filigranas, y eso le hace pensar. Ese tipo generalmente es un músico impresionante. De hecho, es tan bueno que ya no sabe cuándo lo está haciendo mal, porque todo el mundo se empeña en regalar elogios.

Casi parece que Salinger escuchase el Appetite for Destruction en sus ratos libres.

Slash es un prodigio técnico forjado a base de décadas de oficio, pero ninguna canción se va a alimentar de su alma, y por eso adjunto este Voodoo child que interpreta junto a otro monstruo como Zakk Wylde, porque el esfuerzo tiene premio, pero no es el talento.