La imagen nos muestra a Bukowski pimplando en plena retransmisión, lo cual no tiene demasiado que ver con el tema de la entrada, pero me ha gustado tanto que he decidido utilizarla. Además, ya se sabe el lema que constituye uno de los clichés más habituales de la figura del escritor (tópico precisamente nacido del también padre del realismo sucio): "in vino veritas".
Centrándonos en el tema que nos ocupa, he notado que una cantidad nada desdeñable de mis lectores está constituida por escritores de muy diversas características. Algunos, como Bartolomé Juan Guasch, incluso ya cuentan con algún trabajo en el mercado (en este caso, "El borracho inconsolable", novela que seguramente agradará a más de un seguidor del estilo narrativo antes mencionado). Otros centran su talento en blogs francamente brillantes. Debido a esto, he decidido utilizar mi experiencia —mi muy breve experiencia— para diseccionar una idea que alguno de ellos quizá puede estar pensando en llevar a cabo: la creación de una novela de tipo diario.
Gran cantidad de autores, como el célebre Eduardo Mendoza con "Sin noticias de Gurb", o Manel Loureiro, que trajo de la mano el reciente "boom" llamado "Apocalipsis Z", han probado con éxito este estilo. A un nivel mucho más modesto que ambos (a no ser que mientras escribo esto haya vendido un millón de ejemplares de golpe), yo mismo he probado suerte con "Diario de un dependiente". ¿Pero en qué consiste una novela de tipo diario?
Muy sencillo: se trata de un relato contado desde la única perspectiva del protagonista de la historia, que narra la historia prácticamente al mismo tiempo que va sucediendo. Estas características suelen dotar a la novela de un estilo rápido, directo y agradable para el lector. Sin embargo, también tienen varios inconvenientes, entre ellos:
1- En primer lugar, estas narraciones centran una buena parte de su peso en la acción, por lo que los escritores amigos de la literatura más descriptiva deberán andar con mil ojos para no desdeñar otros aspectos en demasía. Las mejores novelas/diario tienen en común, entre otras cosas, una trama sin fisuras.
2- El día da para lo que da, así que los capítulos deben tener un tamaño y una capacidad razonables. Al ser novelas que normalmente se leen con más rapidez, el lector necesita más tiempo para respirar en ciertos momentos.
3- El protagonista de la novela, al ser el narrador, va a ser por definición más profundo que el resto. Esto no quiere decir que el resto de personajes vayan a ser sí o sí más planos, sino que va a ser necesario esforzarse un poco más en que no lo sean, ya que estos van a ser vistos a través de los ojos del protagonista. ¡Ojo! Si los demás personajes no tienen cuerpo, al lector no le quedará más remedio que aceptar el criterio del narrador, pero si el personaje principal es demasiado perfecto, esto también sucederá. En el equilibrio está la respuesta.
4- Por último, y a mi modo de ver más importante, una novela de tipo diario acarrea un gran lastre: el destino final del narrador. Este problema es más típico de novelas con una temática que implique un peligro para el protagonista. Por ejemplo, en una novela romántica de las de chico-conoce-chica no existiría el problema de saber si el chico se queda con la chica de antemano (a no ser que el autor no haya preparado la acción demasiado bien), pero si se tratase de una trama en la que el narrador tiene que enfrentarse a unos terroristas que intentan matarlo, la altura de la novela a la que se encuentre el lector y las páginas que queden determinarán si el personaje sigue vivo o no a la hora de enfrentarse a una situación en la que peligre su vida. Si quedan páginas y solo hay un narrador, significará que este sigue vivo, al menos hasta que deje de escribir.
En conclusión, tenemos que enfrentarnos a dificultades como que la trama falle, que los capítulos se alarguen más de la cuenta o que los personajes no sean creíbles, las cuales tampoco son exclusivas de este modo de escribir; además de a la posibilidad de que la novela pierda emoción al resultar obvio el destino del protagonista hasta el final. Por supuesto, estos no son problemas sin solución. De hecho, tienen varias, y podría decirse que la forma en la que cada autor se enfrente a dichos problemas ayudará mucho a definir la historia que se está contando.
Así que, si estáis escribiendo una novela con estas características, recordad que todos los estilos poseen sus propias dificultades, así que no deis la historia por acabada mientras os falten páginas, y no dejéis de explotar vuestra creatividad en ningún momento.
Este consejo ha sido patrocinado por... es coña, pero espero que os haya servido de ayuda.