miércoles, 29 de octubre de 2014

Yes sir, I can boogie


A veces me pregunto qué habría pasado si Bowie, los Stones o Bob Dylan, por poner algún ejemplo, hubiesen sido españoles.

Para empezar, tal vez habrían despuntado en su carrera unos añitos más tarde, preocupados mientras por esquivar la censura (especialmente el último de los mencionados). Sin embargo me llama más la atención el concepto que habríamos tenido de ellos. Puede que David Bowie fuese una especie de Tino Casal más rockero, los Rolling Stones una de esas bandas destinadas a engrosar las listas de la Edad de Oro del pop español, y Dylan una simple versión congestionada de Luis Eduardo Aute.

Claro que luego dependería de cómo se hubiese comportado con ellos la "movida".

Pero a lo que voy es: ¿habría sido para tanto? Visionarios, innovadores, inspiradores... No se trata solo del idioma o la amplitud de miras, sino de una realidad cultural extraña. España siempre va a rebufo de cualquiera, y esto es así por una razón muy sencilla: lo original aquí no tiene prensa. Es incluso despreciado por el público masivo, que pide películas más "made in Hollywood", canciones que lo peten en más radios o más futbolistas de la selección que acaba de ganar el Mundial; aunque curiosamente se olvida de pedir salarios más europeos, becas más americanas o un nivel educativo más japonés, por decir algo.

El caso es que, en lo que la masa sigue a lo suyo, voy a desempolvar un boom de 1977, que llevaba a las (entonces) jóvenes Mayte Mateos y María Mendiola, con su maleta llena de sueños, a convertirse como Baccara en las reinas de la noche.

Irónicamente, con una canción en inglés...

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