lunes, 11 de abril de 2011

Parental advisory


La forma habitual de educar a los niños entraña una curiosidad a la que no parece prestársele la atención merecida: mientras que, por un lado, se trata de inculcar un rechazo hacia la mentira, pasando desde casposas elocuciones como "las mentiras tienen las patas muy cortas" o "con la verdad se llega a todas partes" hasta castigos que penalizan dicha práctica; por otro lado se les miente constantemente.

Ya es un hecho tradicional el de hablar a los más pequeños de cosas como la existencia de seres (a veces tres, a veces uno, a veces humanos, a veces roedores...) que juzgan mágicamente su comportamiento y actuan en consecuencia, las vanas promesas sobre una futura ausencia de venganza física por algo que han hecho, o las titubeantes respuestas sobre el proceso de creación de un infante.

Por ejemplo, uno de los recuerdos que me acompañan desde primaria es un pacto que hizo mi padre conmigo: "si lo apruebas todo con buena nota te compro un ordenador". Nada más lejos de mi intención que presumir de mis habilidades académicas (las cuales parecen ya perdidas de forma irremediable) o menospreciar la visión de conjunto de mi progenitor, pero alcanzar dicha cota no representaba mucha dificultad para mí. El caso es que, cuando me presenté en casa con unas notas impolutas, os podéis imaginar cual fue la respuesta de mi padre.

Sobornos, mentiras, manipulación de mentes aún por formar... ¿y con este panorama a alguien le extraña cómo está el patio? Se puede aprender tanto de las generaciones pasadas...

1 comentario:

  1. Por supuesto, el hecho está en que sin aquello no hubiera existido esto. Yo creo en que es necesario para forma el camino que se aproxima. Elección de la experiencia y no confundir que la experiencia significa transcurrir mucho en el camino, sino simplemente una cuestión de elección, diferenciación y construcción.

    Te dejo mi saludo.

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