jueves, 24 de febrero de 2011

Julien es el máximo exponente del reggaetón

Ayer llegó un chico a la tienda y me pidió “algo de reggaetón”, así, en genérico. Y, en ese momento, el único pensamiento que pudo componer mi cerebro, maltrecho tras el shock, fue “ah, que el reggaetón se compra”.

Vale, me hago cargo de que este pensamiento quizá pueda parecer una marcianada, pero para mí tenía sentido. Siempre vemos el reggaeton como un subproducto machista de cultura de masas. Sin embargo, el pensar que solo merece atención alguien con gustos considerados "decentes" no es más que puro clasismo. Establecemos diferencias tontas para juzgar a los demás y satisfacer el ego, pero escuchar reggaeton, rockabilly o viking metal no te hace mejor o peor. De hecho, por lo menos el chaval no empezó a dar una chapa "true" sobre sus mierdas, cosa que ya me gustaría ver en algún fan del death metal sueco, el indie británico o el cante jondo.

Y en cuanto al machismo... Vivimos en una sociedad machista, el reggaeton no es más que una muestra de ello tan contaminada como cualquier otro género. Guns n' Roses se dedicaba a hablar de violaciones, vejaciones, drogas y homofobia y aun así son considerados la hostia, pero escuchamos la de la gasolina y todo el mundo pierde la cabeza.... 

Bueno, que me desvío del tema. Al chico le di la B.S.O. de "Madagascar", y le dije que era la obra cumbre del género.

Al fin y al cabo, ¿quién podría criminalizar al pobre Julian?

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