domingo, 17 de mayo de 2015

Mirando tras el cristal


Dejando escollos propios a un lado, esta semana que muere al acabar el día de hoy es, como todos los años, especial para mi por el simple hecho de contener dos fechas concretas, un par de aniversarios de los hechos que más han marcado mi vida.

Aunque todo mayo suele ser para mí una mierda.

Afronto esos dos días aislados como si fuese un espantapájaros en medio de un huracán emocional, y no me queda más remedio, pero gracias a eso consigo sufrir un efecto secundario totalmente revelador: verlo todo desde fuera.

Es como ser el único visitante de un gran acuario, observando la vida marina a través de un cristal. Es casi como si estuvieras allí, entre vegetación oceánica y especies de peces nadando en mil direcciones distintas, pero en realidad estás en un pasillo, sin nadie más a tu alrededor, sin que nada de lo que pase al otro lado del cristal te afecte en absoluto. Cuando quieras puedes dar media vuelta y asomarte a otro rincón con otras especies haciendo su vida en cautividad, sabiéndose observadas pero sin poder hacer nada al respecto.

Y aunque a veces, en esos momentos, tu piel te pide entrar en contacto con el agua, convertirte en pez y quedarte en tu gran pecera; también piensas en buscar la puerta y desaparecer tras ella. Sería tan fácil como decidir que ya no te interesan los acuarios, e incluso más sencillo que la primera opción de formar parte de ese mundo.

Así que recorres el pasillo hasta llegar a la puerta, deslizas tus dedos sobre el pomo, empujas la puerta y sales de allí, solo para ver que todo forma parte del mismo zoo.

Buscas la salida entre tantos fosos con animales distintos, mirando con pasividad el mundo a través de las rejas, pero no eres capaz de escapar de la jaula que forma tu propia piel, no puedes por todo lo que significa estar contenido en una envoltura física, ligada a otras, ligada a ti. Y da igual en lo que te transformes, o desde dónde te conviertas en el espectador de tu vida, porque solo tienes que mirar más allá del cristal, pensar en las formas que abandonaron su materia, levantar la mano y decir "adiós".

Adiós...

Adiós...

No hay comentarios:

Publicar un comentario