miércoles, 27 de julio de 2011

Re-construction: cuando las cosas no salen como hemos planeado



Hace tan solo unos días, estaba a punto de publicar aquí una lista (que me reservo para más adelante), pero, después de tener toda la parrafada escrita, cuando pulsé el botón de "Publicar entrada", se borró todo salvo el título.

Esta anécdota no es más que una chorrada, pero incluso a mí mismo me sorprendió la forma en la que reaccioné. Sin gastar ni un segundo en lamentarme, borré lo que quedaba la entrada anterior, escogí un nuevo título y me puse a escribir esto (que también se borró, pero tampoco me afectó demasiado).

No es un ejemplo muy complejo, ni muy importante, pero sí bastante claro: todos tendemos a pensar que una situación es un fracaso cuando no sale como habíamos esperado que saliera, y no tenemos en cuenta una regla que se da casi sin excepción: las cosas nunca salen exactamente como pensábamos.

En lugar de mantener la calma y buscar soluciones, lo más habitual es tomarse unos instantes para vomitar un poco de ira y auto compasión. Sabemos que no es lo correcto, pero nos da igual. Estamos obsesionados con el control hasta grados absurdos.

Todos tenemos que saber capear el temporal, porque eso nos hace ser más optimistas, porque no es sano que intentemos abarcar más de lo que podemos, porque es importante aprender a ser conformistas con las cosas que no podemos cambiar... aunque, ¿cuáles son las cosas que podemos cambiar y cuáles las que no?

1 comentario:

  1. Es inevitable, antes de buscar cualquier solución al problema, pararse a "vomitar ira" y golpear el aparato... ¿Que no nos sirve de nada? Pues claro, pero ¿quién dijo que así fuera? Pero lo que relaja...
    En ansia por controlar es algo innato, y cuando las cosas no salen como hemos planeado, deberíamos poder asumirlo, pues era una posibilidad, pero cuesta en exceso...

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