lunes, 20 de mayo de 2013

Sobre los vampiros...

A veces conoces a una persona que parece especial. No. Parece mejor que el resto de gente con quien te hayas encontrado en tu vida.

Y te vacías.

Cuando estás con esa persona eres todo expectativas, aunque no sabes qué es exactamente lo que quieres recibir. Eres feliz. Pierdes la noción del tiempo. Pero cuando dejáis de estar juntos, te das cuenta de que no puedes más.

A veces conoces a una persona que se alimenta de tu energía. Absorbe todo lo positivo que hay en ti y solo deja... tristeza. Una absoluta tristeza.

Entonces empiezas a asociar ideas, y llegas a la conclusión de que dependes de su compañía para sentirte bien. Piensas que la razón por la que no lo estás es porque se va. No prestas atención a nadie que no sea esa persona, y no puedes concentrarte en nada más. Es como si te engancharas a una droga.

A veces conoces a un vampiro emocional, que como es incapaz de buscar sus propias razones para ser feliz, tiene que apropiarse de las tuyas. Pero es culpa tuya. Eres tú quien, en lo más profundo de tu mente, piensa que puede rescatar a esa persona, que puede respirar por los dos. Puede que ni siquiera robe tu energía conscientemente, pero tú sí eres capaz de notar que la has perdido. Tú eres el único culpable al que debes mirar. Tú eres el único responsable de tus adicciones.

Me das asco.

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