viernes, 2 de noviembre de 2012

De rama en rama


Hay momentos que te marcan de por vida. Es un hecho innegable.

En 1932, sale al público, de la mano de la entonces todopoderosa MGM, "Tarzán de los monos", con el famoso nadador estadounidense (aunque de raíces austriacas) Johnny Weissmüller en el papel principal. El campeón y recordman olímpico se gustó en el papel de Tarzán, y no solo eso, sino que también caló en el público. Acabó protagonizando una docena de películas sobre el rey de los monos, además de convirtiéndose en su intérprete más famoso.

En los últimos momentos de su vida, el deportista y actor deambuló por los pasillos de un psiquiátrico, con la salud destrozada y arrastrando una potente demencia, pues su personaje más célebre acabó por poseerlo. El antaño rey de la selva, convencido de seguir siéndolo, se dedicaba a aterrorizar al personal de la institución mental, profiriendo una y otra vez su famoso grito en forma de gemidos agónicos.

Un simple hito marca la diferencia entre el ascenso y la caída, y, mientras rodamos cuesta abajo, no dejamos de preguntarnos si podríamos hacer algo que pusiera fin al descenso, que nos devolviese de nuevo a esa cumbre que ya nunca alcanzaremos.

Hay momentos que te marcan de por vida.

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