viernes, 30 de septiembre de 2011

Visión febril y acatarrada de un capítulo de Shin-Chan


LUGAR: Casa de los Nohara. Hiroshi, tras un largo día de duro trabajo, se levanta de resaca.

HIROSHI (con voz pastosa): ¿Dónde habré puesto el Ibuprofeno que llevaba en la cartera?

MISAE (entra en la habitación y, al no poder dar un portazo, pues las puertas son de papel, sube la persiana de un violento tirón): ¡Venga, que ya es de día! ¿Qué pasa, te molesta la luz? ¿Por eso viniste a las tantas, no? ¡Y borracho como una cuba! ¿En eso te gastas tu asignación? ¡Claro, como el señorito tiene su sueldo y aquí está la esclava para lo demás, pues se va de copas! ¡Y vuelve oliendo a fulana! ¡Anda, que cinco años viviendo aquí y la casa ni te sonaba, que te diste por todas partes! ¡Por todas partes te diste!

Hiroshi, tras recuperar un poco la conciencia de sí mismo y conseguir recordar cosas como "¿qué hago yo aquí y quién es esta señora que me grita?", intenta decir algo, pero antes de conseguirlo, otra presencia irrumpe en la habitación.

SHINCHAN: ¡Papá! ¿No quieres desayunar? ¡Pues te enseño tó' mi ojal!

MISAE: En media hora los del centro comercial van a tirar al contenedor de la puerta trasera todos los productos "levemente" defectuosos y tengo que ir a pegarme con las rumanas, ¿te importa quedarte con el niño?

HIROSHI: ¡Misae, es mi día libre y casi no he dormido!

SHINCHAN: ¡Papá! ¿No quieres cuidarme un ratito? ¡Pues te enseño tó' mi pito!

MISAE (Le parte la crisma al niño antes de decir... más bien gritar): ¡Si tienes el papo de salir de fiesta toda la noche con la pelandrusca de tu secretaria, tenlo también para cuidar de tu hijo!

SHINCHAN (pone voz de chica y frota la mejilla contra la de su padre): ¡No, señor Nohara! ¿Qué pensará su mujer? ¡Además, trabajamos juntos!

HIROSHI: Tranquila, Yumi, Misae no tiene por qué enterarse.

Misae suelta dos nuevos golpes, lo cual a Hiroshi no le viene nada bien para la resaca.

MISAE: Bueno, basta ya de tonterías. Quédate con Shin-Chan, que no nos quedan yogures y es lo primero que se acaba en las... rebajas.

HIROSHI: ¿Rebajas? Acabas de decir que vas a rebuscar en un cubo de basura.

MISAE: ¡Si mi marido ganase un sueldo decente y no se lo gastase en emborracharse...!

HIROSHI: Imposible, los gastos de primera necesidad no pueden suprimirse.

MISAE: ¿Emorracharse es un gasto de primera necesidad?

HIROSHI: Misae, quiero el divorcio.

SHINCHAN: ¿De mamá te separas? ¡Pues me saco todo el "cacas"!

MISAE (estupefacta): ¿El divorcio? ¿P... por qué?

HIROSHI (furioso): ¿Por qué? ¡Ya te lo he dicho! ¡Eres una maltratadora patológica! ¡Tienes un problema! Paso tan poco tiempo en casa para que no tengas ocasión de pegarme, y al niño le has arreado tanto que tiene lesiones cerebrales irreparables.

SHINCHAN: ¿Creéis que debería aprovechar para blanquearme el ano?

MISAE (entre lágrimas): ¡Pero cariño, puedo cambiar, te lo juro!

HIROSHI: Me has hecho mucho daño... y lo digo literalmente. El otro día me tiraste una silla y me hiciste un esguince de muñeca. Y la semana pasada me intentaste atropellar con el coche porque saludé a la cartera cuando nos trajo el correo.

SHINCHAN: Pero Misae conduce tan mal que se estrelló contra una farola.

HIROSHI: ¡Eso! ¡Y yo con el coche a terceros!

Dos nuevos golpes de Misae. Sin embargo, después de pegar a Shin-Chan, un sonido de cortocircuito invade la estancia, y el niño, tras soltar un humo negro por las orejas, se desploma inerme, aunque con el culo aún al aire.

HIROSHI: ¡Rápido, tenemos que ir a urgencias!

MISAE (le coge por la muñeca y susurra): Cuando lleguemos al hospital, diréis que os habéis caído por las escaleras.

HIROSHI: S... sí, cariño...

(CONTINUARÁ)

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