martes, 24 de mayo de 2011

Hace mucho tiempo, pero aun así en un futuro muy lejano...


No hace mucho que hablé del fenómeno fan, pero hoy lo retomo porque quiero cruzar la línea divisoria y tratar un dilema aún mayor: ¿cuál es la diferencia entre un fan y un friki?

Me confieso seguidor de Star Wars. He visto las seis películas otras tantas veces, y de niño incluso fantaseé con empuñar un sable laser. Y, por cierto, siempre he pensado que Darth Vader es el mejor villano/héroe de la historia.

Sin embargo, el mundo es del grupo de frikis más grande, de la gente que encumbró a un niño hasta el punto de hacerle protagonista de una película biográfica sin haber llegado siquiera a la mayoría de edad. No son pocas las veces en las que he sido tildado de friki por otros que, aunque con unos gustos distintos, son más frikis aún. Clasismo para disimular la alienación cultural. Once again. Y van...

Pero os diré algo:

He tenido sueños de gloria embadurnada en sangre de orco. He imaginado el mundo que se esconde detrás de la pastilla roja. He leido casi todo lo relacionado con un niño gafotas con capa y varita. He conducido a Arthas al abismo y le he rescatado de él. He admirado la tenacidad de Iñigo Montoya. He maldecido a Tim Burton y a Joel Schumacher con cada alabanza a Christopher Nolan. He visto como medio millón de veces a Arnold Schwarzenegger empujando una rueda de molino, y ya ni mencionar la de veces que le he visto vestido de cuero, con gafas de sol y una escopeta en la mano. Y, joder, sí, he plagiado el discurso promocional de "El Nombre del Viento". Soy el dependiente. Tal vez hayas oído hablar de mí.

1 comentario:

  1. Yo también tengo mis películas que he visto varias veces, aunque nunca he llegado a comprar todo lo que llevan detrás, como muñecos, libros... etc.
    Por ejemplo el Señor de los Anillos.

    Abrazo

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