lunes, 2 de febrero de 2015

El Slash entre el centeno


Después de más de doscientas entradas se me empiezan a mezclar los temas de los que sí he hablado y los que me he acabado callando en este inconstante ejercicio de constancia.

Por eso valoro hoy una sensación que llevo años teniendo con respecto al otrora guitarrista de Guns 'n' Roses. Valorado de forma unánime durante una pila de años como uno de los mejores músicos del panorama, quedó en mi pensamiento de una forma algo distinta después de, curiosamente, leer El guardián entre el centeno.

A unos les da por matar Beatles, a mí por pensar...

A lo largo de su fin de semana a lo loco por Nueva York, Holden en un momento dado va a ver a un gran pianista. El tipo se sienta delante del piano y, tal y como lo narra el protagonista, destroza un tema a base de adornos y filigranas, y eso le hace pensar. Ese tipo generalmente es un músico impresionante. De hecho, es tan bueno que ya no sabe cuándo lo está haciendo mal, porque todo el mundo se empeña en regalar elogios.

Casi parece que Salinger escuchase el Appetite for Destruction en sus ratos libres.

Slash es un prodigio técnico forjado a base de décadas de oficio, pero ninguna canción se va a alimentar de su alma, y por eso adjunto este Voodoo child que interpreta junto a otro monstruo como Zakk Wylde, porque el esfuerzo tiene premio, pero no es el talento.

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