En 2012 salía a la luz este disco con el nombre de la banda formada por Mikael Âkerfeldt, de Opeth; y Steven Wilson, quien parece estar trabajando en todos los grupos que existen. El álbum, fruto de una larga colaboración entre ambos, es lo bastante raro como para no sonar ni a Opeth ni a Porcupine Tree (salvo leves toques sueltos). Sin embargo, es perfecto para un domingo por una sencilla razón: la batería prácticamente brilla por su ausencia.
Una percusión tan sutil que casi se pasa por alto en un día en el que tu cabeza ya palpita bastante no es el único aliciente. De hecho el tono general de Storm Corrosion con sus temas largos y tremendamente elaborados es tan tétrico y oscuro que combinará a la perfección con tu mente. Si la imagen de arriba (perteneciente al videoclip de Drag Ropes, el primer single del disco) no es el reflejo perfecto de un domingo de resaca, es que tenemos un serio error de concepto.
El problema de Storm Corrosion (al menos de escucharlo durante un domingo fatídico) es la gran cantidad de matices que contiene. La atmósfera es perfecta y no hay martillazos en la cabeza, pero requiere cierta atención.
Para muestra, la canción homónima del disco homónimo de la banda homónima, y además mi favorita.
Salud e Ibuprofeno.
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